En la actualidad, es frecuente encontrarnos con artículos
y publicaciones, que llevan a cabo análisis del sistema financiero nacional,
apelando al desarrollo de jerarquías bancarias[1], generadas en función de
la participación o cuota de mercado, que poseen las diferentes instituciones
bancarias, ya sea, respecto del activo total, la cartera de créditos, las
captaciones del público o el patrimonio.
Son
muy comunes, las publicaciones o los programas de opinión, especializados en el
área económica, en los que los moderadores o articulistas, concluyen acerca del
buen desempeño del sistema bancario, o de un banco en particular, basados tan
sólo en el “extraordinario” incremento de la cartera de créditos en un período
dado, o en el “enorme” aumento de las captaciones del público.
El problema con este tipo de razonamiento, es la
debilidad de las premisas en que se basan; por ejemplo, ¿si las captaciones de un banco o del sistema bancario, se incrementan
extraordinariamente, de ello se desprende tácitamente, el buen desempeño del
banco o del sistema bancario? La respuesta es, no necesariamente; el poseer
un elevado nivel de fondos, no es
suficiente información, para concluir que dicha institución, es muy buena
gestionando dichos recursos, ciertamente podría serlo, pero también podría ser
muy ineficiente seleccionando, los prestatarios con las mayores probabilidades,
de cumplir con las obligaciones adquiridas, derivando en una enorme cantidad de
créditos en mora o peor aún, en litigio. Pero
este tipo de análisis, algo simplista, no permite dar cuenta de este tipo de
problemas.
De allí nuestra exhortación, a mirar con precaución estas
formas de análisis, y orientar nuestra búsqueda de información, en relación con
el desempeño de la banca, hacia análisis que emplean metodologías como el CAMEL
o afines, que a partir de indicadores financieros, más detallados, nos proveen
de una visión más orgánica, del comportamiento del sistema bancario. No estamos
diciendo, que los análisis basados en el CAMEL, sean la respuesta a todo. Pero
bajo estas metodologías, por ejemplo, Ud. contará con indicadores como el Índice de Morosidad, o el Margen de Intermediación, el primero cuantificando
el peso de la cartera inmovilizada[2], sobre la cartera de
créditos, y el segundo cuantificando, cuanto de los recursos financieros
obtenidos, son dirigidos al crédito, y van
a permitirle evaluar verdaderamente, si un incremento extraordinario en
las captaciones, se traducirá en un banco más rentable.